DESNUDEZ. Claro que sí, del cuerpo y del alma
Tuve la bendición de disfrutar unos días en Japón, disfrutar de sus paisajes, su gastronomía y su cultura. Me ha fascinado el tema de los onsen o baños públicos. Aquí les cuento cómo es el interesante ritual. Los hombres tienen un espacio y las mujeres a otro, separados. Entras sin zapatos al lugar asignado y allí hay varios espejos y cremas para el rostro y el cabello, jabones, shampoo, sillas con masajes para el cuerpo y los pies. Hay, adicionalmente, unas canastas donde depositas toda tu ropa. Una vez estás completamente desnuda, te desplazas a donde están las duchas y las tinas con agua caliente. Cada ducha cuenta con una banca y lavacaras. Cada mujer se acomoda en su banca y frente a ella hay un espejo. Cada mujer dedica un tiempo a limpiar su rostro y a lavar su cuerpo y su pelo. Una vez terminas la limpieza y te lavas muy bien los residuos de jabón y shampoo, procedes a disfrutar del agua caliente en las tinas, algunas con hidrojets que proporcionan unos relajantes masajes. Te relajas, te aquietas. Una vez terminas el baño, regresas al otro espacio para secar tu pelo e hidratar tu cuerpo y tu piel.
Para mí fue bonita la experiencia. Los primeros días decía: “no soy capaz de caminar desnuda frente a otras mujeres”; sin embargo, estando en el onsen observé cómo todas, con gran naturalidad, disfrutaban de sus experiencias, cada una en su espacio, algunas muy concentradas en su ritual de belleza. Finalmente, me lancé al ruedo y caminé desnuda por las duchas y las tinas. Me sentía cómoda, contenta y tranquila. Decidí enfocarme solo en mí, consentirme, atenderme, cuidarme, relajarme.
¿Qué aprendí? Que aunque no haya aprendido desde pequeña a disfrutar mi desnudez, hoy ella es un tema de reconocimiento y aceptación de mi cuerpo, hermoso y perfecto, tal y como es.
Y tú, ¿amas y aceptas tu cuerpo tal y como es? ¿Cuidas de ti y de tu cuerpo? ¿Te consientes? ¿Te miras tranquilamente desnuda frente a un espejo y disfrutas de la imagen que ves? ¿Qué te dices a ti mismo cuando te ves frente al espejo?
Hoy quiero andar desnuda por la vida, desnuda de prejuicios, falsedades y crítica. Hoy me siento cómoda no solo bañándome desnuda con otros seres humanos iguales a mí, sino también desnudando mis emociones que, al final, me llevan a la ligereza y liviandad de mi alma.
Gracias, gracias. Agradecida y contenta.
Sandra Marcela
Tokio, 8 de noviembre 2017