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ANTIGUA PLEGARIA HEBREA

Que tus despertares te despierten y  que al despertarte el día que comienza te entusiasme, y  que jamás se transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.

Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.

Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque «solo» se trate de pan y agua.

Y que encuentres algún momento durante el día , aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo alto y agradecer por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno.

Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.

Y que tus brazos abracen. Y que tus besos besen.

Y que los atardeceres te sorprendan y que nunca dejen de maravillarte.

Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea satisfactoria realizada durante el día. Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.

Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio. Y que no te creas más que nadie  porque solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.

Y que no te olvides ni por un instante que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que si fuésemos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello como un pequeñísimo homenaje al misterio de la vida que nos acoge, nos abraza y nos bendice.

Mis mejores deseos para ti hoy y siempre. Abrazo de corazón.

Sandra Marcela Montgomery

Psicoterapeuta Corporal 

Consultora para del Desarrollo Integral Humano