Navegando sobre el rio Nilo me pregunta hoy un jóven en el barco, ¿por qué viaja sola?. Empieza mi dialogo interior: ¿Para qué viajo sola? Para conocerme y conocer un poquito mas. Para desayunar, almorzar, cenar y brindar conmigo misma permitiéndome estar para mi. Para consentirme y dedicarme tiempos de calidad. Para salir de mis zonas seguras y confrontar mis temores. Para aprender a disfrutar mi propia compañía. Para tener la oportunidad de escucharme en los largos y sabios silencios de la soledad. Para sentirme mas y conquistarme a mi misma. Viajo sola para soltar cada vez mas los apegos, el control. Viajo para impregnar cada célula de mi cuerpo con la mirada de asombro de turista donde los días se hacen mas largos, la semana se vuelve una eternidad llena de sorpresas y la vida se convierte en una aventura total. Viajo sola para grabar un nuevo paradigma de hogar-casa, sintiendo cada vez desde mi piel que los cimientos son la seguridad y confianza que yacen en mi interior; yo soy mi verdadero hogar, completándome cada día con certezas y serenidad en el corazón. Viajo sola para morir poquito a poco al miedo de morir.
Conclusión: viajo muy bien acompañada con mis percepciones, pensamientos, esquemas mentales, emociones, sensaciones, fantasías, decisiones, inseguridades, certezas, mis tennis, mi mochila y permanente gratitud……. Gracias mágico Egipto por tanto.